jueves, 25 de noviembre de 2010

20 de septiembre


Antes de finalizar el día, el transeúnte se reclina en su reposera, pone el reloj en hora y la luz del velador definitivamente requiebra sus pupilas.

Juega con un amarillento paquete de cigarrillos arrumbado hace varios meses ya. Forma y organiza parcelitas, con el polvo que cubre la cómoda. Una hilera de portarretratos revejidos influyen en su “stamina”; y gracias a su fe, y sus estampitas ornamentadas con aloe vera y sahumerios locales, se limita a huir de su ávida mirada de girasol.

Pulsa “rew” en su histérico radio grabador y vuelve escuchar (por sexta vez consecutiva) su canción favorita del grupo “Emú” que en su país ya es casi un himno para los musitarinos.

De pronto la ruidosa y añeja casetera emite una señal, semejante a la un coro de ancianos fantasmas roncos, y entre el asedio de paredes, puertas y ocios huérfanos, se moja los ojos con aceite de pino y bálsamo bagarino para refrescar sus ojos y aclarar los terrosos recuerdos, y en pos a sus lagrimas, sueña que vuelve a transitar las calles de la isla de Gambawa

“THAD! LEMINNA GAMBAWA

YTHA NNE QA REKKURIA

ÑIXAJ, SEGE JEV LEM PEVÉ

EMM SI”…

OH! QUERIDA GAMBAWA!

ISLA DE LA MEMORIA FUGAZ

TODO SER QUE MORE EN

TI PERDERÁ LA CONCIENCIA

DE LO TERRIBLE,

PARA LLENARLA DE LUZ

GRACIAS POR EL RECUERDO

DE LO GLAUCO,

EL OLVIDO DE LO OPACO

GRACIAS POR EL VACIO,

DE LO VASTO Y EL SECRETO

TUS CANTOS

A TI TE OFRECEMOS

EL OLVIDO Y EL PERDÓN

BORRA LAS AMARRAS

DE NUESTRA MENTE;

Y GUIANOS POR LAS PUERTAS DE

LO INFINITO.

Emú

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