La etiqueta que estaba adherida a la lata decía: “removedor para pintura.¡ Cuidado! Producto corrosivo, mantener lejos del alcance de los niños”.
El pequeño comodín de solo trece años, hacían días que buscaba un regalo para “Tertuliana” su flamante noviecita que conoció hace solo algunos días en la embotelladora; el supuesto obsequio tenía como fin agasajar a Tertuliana por su cumpleaños, que por cierto eran apenas once años.
El comodín habría encontrado el removedor de pintura que permanecía guardada desde la última vez que papa transeúnte pinto la casa para la navidad; eso seguramente fue el disparador de una idea brillante para quedar como un caballerito con ter, o florcita (como el asiduamente la llamaba)
En su sabia verdad como ignorante de su ignorancia, hizo una casi pitagórica asociación y deducción entre remover la pintura y remover a su manera el alma de tertu…
Una sistemática receta idílica que encontró como separador en un añoso y descolorido libro de magia casera, el cual estaba tirado en la repisa de la habitación de Margot…
A dos días del cumpleaños de su amada comenzó con la receta.
Lo primero que hizo fue conseguir un celular para seducirla y adularla por mensajes de texto; le escribió los más hermosos fragmentos sacados textualmente de los poemas más lacrimosos y almibarados (de los cuales algunos ya conocemos y no los queremos recordar)
Le prometió cosas hermosas y muy románticas tales como: ir a dar una vueltita a la manzana tomados de la mano, comer un helado de agua de algún épico heladero que todavía se atreva a deambular por las siestas en bicicleta; hacer manzanas con caramelo en casa, y los sábados en la noche sentarse en el techo de barro la esquelética despensa, a contar estrellas, comer tutucas y si es necesario llorar un poco…
Al día siguiente ter lo fue a buscar muy temprano, desbordada de amor y felicidad por todas las cosas hermosas que el comodín le había propuesto y prometido. Cuando ésta lo abrazó con infinita pasión para besarlo y naufragar en sus huesudos bracitos y decirle que lo amaba, el comodín secamente la alejó, se quitó de encima sus elásticos dedos y le dijo:
Yo no fui quien te escribió esos mensajes, fue Iscariote, el hermanito menor de pepo (el almacenero) ayer cuando fui al almacén a comprar, me olvidé el teléfono ahí; y es posible que haya sido él quien te escribió todo eso, es más yo nunca te escribiría poemas, y raramente te invitaría a dar un paseo; yo pienso que Iscariote siempre estuvo enamorado de vos.
El comodín término de contar los sucesos de una manera muy despiadada, también como de paso y al final de la charla, le dijo que ya no quería ser más su novio, y que ya tenía demasiado con Harry (su caracol), Miguel (el sapito tuerto), y Panacea, (la plantita silvestre que Selva le regaló la semana pasada).
Tertuliana corrió en dirección a su casa, llorando y dando anudados gritos como si fuera perseguida por un enjambre de abejas asesinas...
Eso habría ocurrido un día antes de su cumpleaños.
Ese día florcita no quiso salir, paso todo el día encerrada en su pieza llorando; hasta inclusive su mamá intento hablar con el transeúnte y con Margot, pero como de costumbre ellos no estaban en casa. También increpó a Selva, pero ella para evadirla, inteligentemente comenzó a hablar en “dus borealis” lengua oriunda de la Isla de Gambawa…
A las doce y un minuto a.m., ya siendo el cumpleaños de ter, llegó un preciso mensaje de texto del comodín, este decía: “es mentira que Iscariote escribió esos mensajes, es toda una tonta mentira, yo los escribí… porque te amo, porque eres mía solamente, mía… Espero que siempre me entiendas…- Te quiero- comodín”.
Debido al mensaje y al humor de mal gusto del comodín, florcita comenzó el cumpleaños más nefasto de su vida. Lo odió tanto esa noche que no era posible que cupiese más ira, dolor y resentimiento en su pequeño corazón, y siguió llorando y pensando en su comodín hasta que se quedó dormida entre caricias húmedas y soplidos tibios de su madre y su abuela.
Al día siguiente el comodín siguió con su plan, era ya el último paso y el más importante para que su trabajo sea un verdadero éxito.
A eso de las veinte horas sonó el timbre de la casa de ter, ella no estaba de buen humor para recibir a nadie, pero su mamá la obligó a atender la puerta por que, seguramente serían sus primos Nicandro y Soledad.
Cuando la infeliz agasajada abrió la puerta, advirtió que no había nadie alrededor pero, lo que si encontró en el escalón del porche, fue un ramo de flores silvestres recién cortadas (de no muy buen color y aroma) con trozos de largas raíces y algunas hormigas coloradas que recién iban desparramándose de la tierra; y un pequeño papel enroscado en el medio que decía:
“Feliz cumpleaños mi florcita, hoy te quiero más que nunca”.Comodín.
Ter completamente absorta, se puso a reír de emoción y felicidad, y mientras reía y lloraba a la vez, sentía que la furiosa tormenta que azotaba en su almita, se la llevaba el viento hacia otro lugar, hacia otras lejuras mar adentro…
Desde ese momento creyó comprender todo, hasta inclusive el ácido humor de su pequeño; amó tanto a su comodín!, loca, frenética y estúpidamente, pero con una pureza única, lo amó de verdad. Como a nadie; así como acostumbran a amar los chicos (y pocas veces, muy pocas veces, algunos adultos).
A eso de las veintidós treinta horas de el mismo día, el comodín, un poco extenuado se dirigió a su cuarto (seguramente a dormir) pero antes, se asomó a la habitación de Selva y le dejó dicho que si al día siguiente ter lo llamaba, o iba a buscarlo, que ella simplemente le diga que el comodín se fue, que el comodín ya no la quiere ver nunca más…
Feliz consigo mismo, porque su obsequio “proyecto removedor de almas” fue (para él) totalmente exitoso; porque estaba convencido que le había hecho el mejor regalo a su florcita…
De esa manera, el comodín colocó la cabeza sobre su húmedo y áspero catre; afuera la lluvia era de locos. Una singular miscelánea entre confort de serenidad y paz recorrían todo su cuerpo, pero sólo sus ojitos seguían inquietos, sólo ellos seguían buscando ahora por la ventana en la furiosa tormenta, otro disparador para imaginar quizás, un nuevo “proyecto removedor de almas” o de lo que sea, ya que su impostura y su “genial ignorancia” le habían demostrado que podía hacerlo muy bien…
Segundos después apagó la luz. Un estruendoso y potente rayo cayó cerca de su casa iluminando todo su cuarto. Inmediatamente levantó un brazo apretando el puño, y susurró con ligera vehemencia: ¡Lo tengo!
Otras Recetas Extraídas del viejo Libro de magia casera encontrado por el pequeño comodín. (Estas fueron recortadas y pegadas con engrudo, en el cuaderno del transeúnte)
Ideas biblicas en el dorso de un postre choryall
1- Condensarás tu amor hasta descremar todos tus sentimientos.
2- Rayarás tu vida-limón empalagándote con el dulce ajeno, y no te dejará más chance que saber que el sustento final será agridulce, y “shatap” cuando se te antoje mirar otras delicias.
3- Revocarás tu natural y verdadera esencia “chantilly” con pesadas y repugnantes vainillas de difícil digestión
sin lugar a que te puedas lavar los dientes, o vomitar lo consumido, (preso de todo neutralizador o enjuague bucal).
4- Accederás a la sapiencial tarea del embellecimiento del postre con velas TNT, que darán luz a tu infinita verdad repostera y condicionaran tu fiesta, permitiendo que esta se brinde solo en una dirección, explosionando cualquier otro indicio de festejo.
5- Serás hijo único de la actitud latitudinal y longitudinal del soplido de las velas, y la silueta de la llama y el pabilo quedarán impresos en tu mente, preferentemente, y a conveniencia de muchos, pero a gusto del consumidor está si queremos que el humo se expanda en nuestro living, y humedezca nuestros ojos por el ardor.
En tanto y en cuanto la receta haya culminado, y tu postre esté listo, musitarás esta duda antes de saborearlo, sin pretender que esta sea saciada:
Padre, mi paladar ahora está saturado, ¿Es cierto que el amor no es más que el negocio de sentimientos pensado en latidos?
Que así sea...
¿Así será ?
Buon apetit.
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