Lunes 4 de octubre
Invierte su valioso tiempo en crear y poner de manifiesto lo que su sabio abuelo Alucinio llamaba: “el allanamiento mental de casa”.
Comienza por buscar la maceta, y primero aparece la llave montada en uno de los sillones de cuerina Se prepara para beber café; segundos antes de su ingesta siente acidez.
Se precipita al corredor, enciende las luces e inmediatamente lo invade una aguda somnolencia, imposta el primer bostezo y en su profunda modorra, sueña que comienza el día; bosteza, se despereza, se dirige hacia el corredor, apaga las luces que quedaron encendidas la noche anterior. Va hacia la cocina y prepara café que beberá mientras busca la llave de la cancel. La encuentra camuflada arriba del antiguo sillón de cuerina negro, mira la maceta del living y eso, indefectiblemente, le aporta una gran seguridad.
Toma su automóvil y escapa del típico allanamiento hacia su trabajo.
A media mañana una gran preocupación lo malhumora, pero paradójicamente se siente bien, descansado y sin sus fuertes golpes de acidez estomacal ocasionados por el café.
Ahora, casi en el tapete de su desconcierto, consigue el permiso de su jefe y corre a la biblioteca pública a buscar información de su reloj biológico.
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